Los fieles musulmanes cumplen este viernes el último gran ritual de la peregrinación anual del Hayy a La Meca en Arabia Saudí con lapidación de Satán.
Desde el amanecer, más de 1,6 millones de peregrinos congregados en la tierra de Arabia Saudí han empezado a tirar piedras sobre una gran estela de cemento que simboliza al diablo, en el valle de Mina.
Después de arrojar las piedras a la representación del diablo, los creyentes vuelven a La Meca, que es la primera ciudad sagrada del Islam, con el objeto de visitar de nuevo la Kaaba, la Casa de Dios, ubicada en el núcleo de la Gran Mezquita, y los musulmanes finalizan así la gran peregrinación anual del Hayy mayor.
Esta jornada coincide con el Eid al Adha, una fiesta celebrada en recuerdo del sacrificio que el profeta Abraham se dispuso a hacer de su hijo Ismael y los musulmanes en este día degüellan un cordero y ofrecen parte de la carne a los más necesitados que pueden encontrar, según la tradición islámica, antes de que el ángel Gabriel pusiera en su lugar un cordero.
Este año, la solemnidad del ritual está marcada por un profundo dolor: la guerra israelí en Gaza y el creciente número de víctimas civiles a raíz del genocidio sionista.
Los participantes también advierten sobre los planes malvados y las conspiraciones de los archienemigos del Islam para dividir a los musulmanes.
Para muchos fieles, el Hayy es el momento más trascendental de su vida. Un viaje físico y espiritual que culmina con la esperanza de renacer limpios de pecado. Y aunque dura apenas unos días, su impacto se extiende por años y generaciones.
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